EL NIÑO
(2003)
| NUESTRO ROMPECABEZAS
| LA CUMBRE SIN CUMBRE
Iker se precipita cabeza abajo, hacia donde nos encontramos Eduardo y yo. Le vemos caer durante varios interminables segundos, hasta que por fin, la cuerda se tensa, él se golpea fuertemente y escuchamos los primeros gritos de dolor.
Se lo habíamos avisado varias veces: el cordino de tres milímetros, sobre aquel pequeño buril, no iba a aguantar la caída. En efecto, el cordino ha aguantado lo justo para desequilibrarle y precipitarle al vacío sin ningún control. Nos encontramos delante del último largo difícil de la vía. En principio es de una dificultad de 7b+ y no nos tendría que dar problemas. Pero el grupo inglés que hizo la primera repetición nos había avisado de que al pasar ellos se había roto una laja.
No por avisados, nos llevamos menos sorpresa cuando Iker, tras innumerables caídas, no consigue pasar por allí. Se hace evidente que tendremos que probar ese movimiento con la cuerda por arriba. Después de mirarlo mucho, Iker encuentra por la izquierda un pasaje protegido con un viejo buril que tiene anudado un cordino de 3 milímetros. Ese pequeño cordino produce la caída que se cuenta al inicio de este artículo, tras la cual, vendrá un nuevo intento, ya sin la posibilidad de asegurarse. Esta vez tuvo fortuna y acabó llegando a la reunión. Ha sido una jornada durísima. A la mañana siguiente, decidimos que, sin levantar el campamento, subiremos los tres largos que nos quedan hasta la cumbre, para después realizar esa tirada que el día anterior dejamos pendiente. A media mañana llegamos, pero nos bajamos sin celebrarlo. Después de comer, bajamos a probar el largo. Tras muchos intentos, enseguida entendí que los gritos de júbilo de Iker significaban que se podía escalar en libre. Eran las 19:00h cuando celebramos a gritos la culminación de la vía en libre.