Este invierno, mientras el calor se afianzaba en el sur de Europa, los hermanos Pou pusieron rumbo a las Dolomitas, en el Südtirol italiano, en busca de cascadas de hielo que desafiaron tanto su técnica como su resistencia. Con la temporada seca en los Pirineos, este enclave legendario, conocido por sus afiladas agujas rocosas y sus paisajes de ensueño, se convirtió en el escenario perfecto para un nuevo reto.
Veteranos de la escalada en la zona, Eneko e Iker Pou ya habían dejado su huella en las Dolomitas durante sus expediciones estivales, con logros como la segunda repetición de «Panaroma» (8c/550 m) en la Cima West de Lavaredo o la mítica «The Fish» (7b+/900 m) en la imponente cara sur de la Marmolada. Sin embargo, esta vez el frío y el hielo les ofrecieron un nuevo terreno de juego, uno que los llevó a descubrir un paraíso helado que describen como «el lugar de escalada de hielo más bonito que jamás han visitado».
En apenas quince días, los Pou conquistaron algunas de las formaciones más impresionantes de la región. Tres escaladas destacaron especialmente en esta aventura helada. La primera fue «Eigestein» (6-6+/100 m), una impactante columna de hielo de más de 35 metros, que se alza vertical como una secuoya congelada. Le siguió «Movieland» (6+/100 m), con otra desafiante columna en su segundo largo. Ambas rutas se encuentran en el Geopark, un pequeño valle de ensueño donde el invierno dibuja impresionantes cortinas heladas, un lugar que los Pou describieron como «un verdadero santuario del hielo».
El tercer gran reto fue «Crazy Diamond» (M8+/WI5+), una escalada mixta que combinó secciones de roca e hielo a lo largo de 180 metros de pura adrenalina. Este tipo de ruta requiere no solo fuerza y técnica, sino también una precisión milimétrica en cada golpe de piolet, convirtiéndola en una de las escaladas mixtas más duras que han realizado hasta la fecha. Cada movimiento fue una lucha contra la gravedad y el frío, donde la resistencia mental jugó un papel tan importante como la física. En varios momentos, la incertidumbre de no saber si el piolet se anclaría con firmeza al hielo hizo que el pulso se acelerara.
A estas ascensiones se sumaron otras rutas memorables como «Rechter Eisfall» (WI4/120 m), «Spada di Damocle» (WI4+/140 m), «Solo Per Pochi» (WI4+/110 m), «Abendrot» (WI4+/60 m), «Zozza» (WI5/60 m), «Brivido Sotile» (WI5/130 m) y «Franziskus Eisfall» (WI5/180 m), cada una de ellas con su propio carácter y desafíos. En cada ruta, el hielo mostró diferentes texturas y comportamientos: a veces quebradizo y frágil, otras sólido y confiable, creando una danza constante entre el escalador y la naturaleza.
Cada rincón del Geopark se presentó como una postal congelada, donde la naturaleza crea esculturas efímeras que desafían la gravedad y la imaginación.
Para los Pou, la escalada en hielo no es solo una disciplina más, sino una preparación crucial para las grandes expediciones a las cordilleras más altas del planeta: «Dominar la escalada en hielo es de vital importancia para las grandes montañas en las que te vas a encontrar un poco de este, un poco de roca, y también, terreno mixto». Cada travesía helada les enseñó algo nuevo, desde la manera de leer el hielo hasta la importancia de mantener la calma en situaciones extremas.
Con la mente puesta en la próxima primavera, Eneko e Iker ya sueñan con futuros proyectos que, sin duda, los llevarán de nuevo a desafiar los límites en las grandes cordilleras del mundo. Las Dolomitas les han regalado una vez más la esencia pura de la escalada: frío, hielo y pasión. Y, mientras el invierno cede paso al deshielo, ellos ya están planeando su próxima gran aventura.